Arte y Espectáculos

Migración, desempleo, tejidos: la identidad local riega el nuevo espectáculo de Banal

La nueva propuesta de la compañía Banal Colectivo de Artes Escénicas lleva por título "Me incomodan los reencuentros y no quiero que me despidan". Debutará el 10 de agosto en el Auditorium con 33 bailarinas y bailarines y la banda de rock Luzparis en vivo.

Danzar la identidad marplatense, tamaño desafío para artistas de una comunidad que retacea esta variable. Sin embargo, Banal Colectivo de Artes Escénicas buscó la manera de ponerle movimiento a eso que nos hace marplatenses, nacidos o criados en estas costas.

La inestabilidad laboral, la dinámica migratoria y el tejido serán algunos de los elementos tan nuestros sobre los que girará el nuevo espectáculo de Banal. La flamante propuesta lleva un título original: “Me incomodan los reencuentros y no quiero que me despidan”.


Gran elenco forma este nuevo espectáculo: 33 bailarinas y bailarines.


En la sala Piazzolla del Teatro Auditorium, debutará este sábado 10 de agosto y lo hará con dos características ineludibles: la destacada banda Luzparís tendrá a su cargo la música en vivo y el público tendrá la posibilidad de donar un súeter, que será parte de la obra y que luego se donará.

Así, Banal logrará ponerle acción al compromiso social que tienen sus directoras: Catalina Sánchez Palacios y María Elías Monserrat.

Otro elemento se suma al espectáculo: el elenco estará formado por treinta y tres bailarinas y bailarines, más los músicos que también estarán en el escenario.

“El espectáculo es ambicioso, sin dudas, y abarca una variedad de temas y elementos artísticos, lo que podría considerarse maximalista. Pero nuestro objetivo es ofrecer una experiencia multidisciplinaria que refleje la complejidad de los temas que tratamos”, explicó Sánchez Palacios, en una entrevista con LA CAPITAL.

 


 “Repensar la identidad marplatense, de los que vivimos acá y trabajamos en la escena artística fuera de temporada” fue la meta de la compañía local.


Y recordó cuál fue la intención primera, al momento de empezar a delinear el espectáculo: buscaban “repensar la identidad marplatense, de los que vivimos acá y trabajamos en la escena artística fuera de temporada”. Este nueva propuesta empezó a gestarse a fines de 2023.

“Nos gustaba la idea de tener un elenco multitudinario para poder mostrar el talento que hay en Mar del Plata”, contó la directora, que esta vez no danzará sino que tiene a su cargo la dirección junto a Elías Monserrat.

La función de las personas que asistan al estreno, las capas de la identidad marplatese, la búsqueda artística del grupo y el rol de Luzparis aparecen reflejados en la charla con la directora.

-¿Cómo aparece este título tan original?

-Cuando imaginábamos títulos buscamos en particular que sean en primera persona, generar esa empatía para que el que lo lea reflexione sobre los temas que nos están movilizando a nosotras en este momento. Ya teníamos la obra armada y no lo habíamos resuelto, pero sabíamos que queríamos tratar varios temas: redes, sostenibilidad y migración. Hablamos de “Me incomodan los reencuentros” por la particular dinámica migratoria que tiene Mar del Plata, los que vivimos acá siempre estamos despidiendo y reencontrándonos con nuestros afectos. Creemos que es una experiencia muy específica que nos identifica a todas las personas que residimos en esta ciudad. Por otro lado, el juego de palabras con el “no quiero que me despidan” tiene que ver con la inestabilidad laboral que experimentamos los marplatenses, históricamente y con una tasa de desempleo altísima. Nosotras como artistas nos vemos muy sensibilizadas en relación a este tema. El entramado y el tejido social de Mar del Plata son muy complejos y nos parece injusta la reducción que se hace desde CABA sobre la identidad marplatense y que termina siendo la más difundida y aparentemente la que se valida. Muchas veces desde Mar del Plata difundimos también la idea de que es una ciudad de veraneo y temporada alta, pero esto pasa solamente dos o tres meses al año, el resto del tiempo eso no nos representa ni identifica.

 


El título es muy sugestivo: “Me incomodan los reencuentros y no quiero que me despidan”.


-¿Cómo trabajaron la identidad local?

-Abordamos la identidad de Mar del Plata a través de un gesto fundamental para nosotras que es el tejido. Este gesto, que además nos recuerda a los trabajadores de la pesca, se convierte en un símbolo de la conexión y la resistencia comunitaria. Reflexionamos sobre cómo los movimientos y las prácticas laborales se imbrican en la identidad cultural considerando que los gestos no son meramente físicos, sino que son expresiones de una cultura que se transmite y transforma con el tiempo. Por otro lado el gesto de donar sweaters se convierte en un símbolo de nuestra identidad local. Incluimos esta acción en la obra, con la que buscamos recalcar la importancia de la cooperación y el apoyo mutuo, valores esenciales también para la sostenibilidad artística y social en estos tiempos de incertidumbre.

-Así, el público tendrá participación.

-La participación del público en nuestras obras es uno de los puntos que consideramos destacables como colectivo y nos interesa mantener desde algún aspecto en todas las producciones. Para Mar del Plata, los sweaters se convirtieron en un símbolo icónico por la tradición local en la producción de ropa de lana y tejidos. Cuando decidimos incorporar el sweater en nuestra obra, buscamos marcar un contraste entre la Mar del Plata comercial y la alternativa; como estrenamos en invierno con este símbolo sentimos que enfatizamos la conexión con la identidad local. No olviden de ir a la función con un sweater que primero va a ser parte de la obra y luego lo vamos a donar a la organización “Para mirarnos mejor”.

-¿Qué rol va a tener Luzparis?

-Luzparis tiene un papel fundamental en la obra, la pensamos como un híbrido entre un recital y una función de danza contemporánea. Es un lujazo para nosotras trabajar con una banda marplatense con casi 25 años de trayectoria y de resistencia en la ciudad. Los ensayos con la banda en vivo son súper emocionantes para todo el elenco y creemos que va a ser explosivo para el público recibir todo ese estímulo. Tener una banda de rock alternativo en escena es bastante disruptivo para ambos géneros en este híbrido. Por un lado vamos a compartir público que no suele ir a ver danza, y por el otro público que está acostumbrado a ver danza pero quizás no consume este género musical así que apostamos porque sea una experiencia inmersiva y multidisciplinaria.

-El espectáculo tiene 33 bailarines, ¿cómo se coordina un grupo tan grande?

-Con muchísima organización previa, planificación meticulosa y comunicación efectiva. Somos muy exigentes y prolijas desde la gestión, este año sumamos al equipo a Florencia Sterponi en la asistencia de producción y fueron clave sus aportes. En principio desde la audición consultamos preferencia de horarios en los ensayos, porque claramente no tenemos ningún subsidio ni aporte económico, por lo que les bailarines no están cobrando por su trabajo (ni nosotras, ni el equipo técnico que en total sumamos casi 50 trabajadores de la industria cultural). Apostamos por los buenos resultados de la venta de entradas y luego eso se reparte de manera cooperativa. Ensayamos todos los sábados de 10 a 17, son jornadas intensas. Elles no siempre vienen la jornada completa, empezamos trabajando en enero con solos, dúos y tríos en los que participan 9 personas (que hacen los personajes principales de la obra), y en marzo se sumó el elenco completo. En Banal tenemos una política establecida por estatuto basada en el buen trato y la participación por proyectos. Nuestro compromiso va más allá de la producción artística: buscamos prevenir y abordar cualquier forma de maltrato o violencia en los espacios de danza y arte escénico que habitamos, garantizando que todas las personas que son parte de esta comunidad se sientan seguras, respetadas y valoradas. Siempre estamos buscando sponsors así que si algún comercio, fábrica, emprendimiento de cualquier rubro que vea esto se siente atraído por nuestra propuesta se puede comunicar con nosotras, nos interesa tejer redes de sostén con proyectos que nacen en la ciudad.

-¿Habrá una historia, se podrá seguir el espectáculo mediante una historia?

-La obra no sigue una historia lineal tradicional, sino que presenta una serie de relatos interconectados que exploran diferentes aspectos de la migración y la ocupación laboral. Los personajes y sus historias individuales se entrelazan permitiendo al público seguir el hilo emocional y conceptual del espectáculo. Hay muchas historias que dialogan. Gran parte de la narración le toca al público, la interpretación desde la subjetividad de cada persona que vea la obra va a aportar seguramente a la construcción y visión que tengamos a futuro sobre esto. Esperamos que la obra genere identificación con las situaciones que viven los personajes que la habitan. Invitamos a cuestionar las narrativas establecidas en la danza y a explorar nuevas formas de entender y representar la movilidad y la identidad en el contexto local y global. La obra sirve como un espacio para reflexionar sobre las historias no contadas que moldean nuestras comunidades y prácticas artísticas.

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